La caballa es un pez migratorio, caracterizado por el color verdoso de las rayas de su lomo. Habita en aguas frías del Atlántico a altas profundidades en invierno, para migrar en primavera-verano, en grandes bancos, hacia capas más superficiales y aguas más cálidas, para alimentarse. Este pescado, también forma parte de la categoría de “pescados azules”, por lo que posee un alto contenido en grasas saludables (10g/100g) como el Omega 3, el cual ha demostrado ser beneficioso para el control del colesterol y la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Además del anterior nutriente, la caballa también es fuente de distintos tipos de vitaminas y minerales tales como:
Vitamina B2: La vitamina B2, conocida como riboflavina, es crucial en la síntesis de nutrientes como carbohidratos, grasas y proteínas, permitiendo que las células del cuerpo obtengan la energía necesaria para funcionar adecuadamente. Además, la vitamina B2 interviene en el procesamiento del yodo por la glándula tiroides y en el mantenimiento de la salud de los ojos y la piel.
Vitamina B3: La vitamina B3, o niacina, es fundamental para el metabolismo energético, especialmente en el procesamiento de grasas, glucosa y alcohol. Además, la niacina desempeña funciones importantes en el sistema nervioso, la piel y el aparato digestivo.
Vitamina B6: La vitamina B6, también conocida como piridoxina, interviene en la síntesis de proteínas y ácidos grasos, así como en la formación de hemoglobina, ADN y ARN. También tiene roles esenciales en la función cognitiva, el sistema inmunológico y el funcionamiento de las hormonas esteroides.
Vitamina B12: La vitamina B12 o cianocobalamina, es crucial para la formación de células sanguíneas y la síntesis de ADN y ARN, además de ser vital para el funcionamiento de los nervios periféricos. Según la Fundación Española de Nutrición, una ración de caballa contiene un porcentaje de esta vitamina 6 veces superior a la ingesta diaria recomendada (IDR).
Vitamina D: La vitamina D es indispensable para el metabolismo del calcio y el fósforo, facilitando su absorción y promoviendo la mineralización ósea. Este nutriente también es importante para la diferenciación celular y la secreción de insulina. Según los datos de la FEN, una ración de caballa contiene un aporte de vitamina D superior al 100% de la IDR
Selenio: La caballa es rica en selenio, un mineral que actúa como antioxidante y protege al organismo contra la formación de radicales libres. También se cree que el selenio juega un papel en la respuesta inmunológica.
Fósforo: La caballa también es una buena fuente de fósforo, el cual es crucial para el metabolismo energético y contribuye a mantener el equilibrio ácido-base, regulando así el pH del cuerpo. Según la FEN una ración de caballa aporta el 41% de la IDR para este nutriente.
Potasio: el potasio juega un papel importante en el mantenimiento de los fluidos y la integridad celular y participa, también, en la excitabilidad muscular y el mantenimiento cardiaco.
